¡Menuda tropa! Apenas han pasado unos días desde la jornada electoral y ya se han reunido socialistas y comunistas para procurar atrapar los pocos cargos a los que van a poder optar. ¿De quién ha sido la idea? Pues del secretario general del PSOE-CyL, Oscar López, y del coordinador general de IU-CyL, José María González. El objetivo es que el PP no toque poder o, si lo hace, que sea en la menor cantidad posible.
Ambos dirigentes miran por el ojo del egoísmo y temerosos del reproche de sus bases. En muchos casos, ni siquiera sus propios afiliados les han dado el voto. La desconfianza que han generado es tal que, ante la agudización del paro y la destrucción de empleo, su propia gente ha salido con el voto camuflado para depositarlo en el sumatorio de la derecha ‘Mariana’. Se dice bien: ¡Cinco millones y medio de parados reales! ¡Tres millones y medio de puestos de trabajo destruidos en seis años! Esa es la obra, y no otra, del presidente Rodríguez Zapatero. Un presidente ‘Vendeburras’ o simple trolero de atardeceres rurales. Meritorio principal para ser corrido a gorrazos.
Tanto el socialista, Oscar, como el comunista, González, quieren encontrar puntos comunes para justificarse y poder permanecer en buena poltrona y con el sol que mejor calienta durante cuatro años. Son primos carnales el socialismo y el comunismo, por eso se esperaba entre ellos el coqueteo. Es una entente cordial que no puede actuar de otra forma. Acabarán besándose en las Cortes de Castilla y León siempre que sea necesario; la inexperiencia del comunista, José María González, hará que siempre esté a las órdenes del socialista, Oscar López. ¿Apostamos a que no tiene ni un solo ápice de propuesta ni de dignidad política? ¿Apostamos a que pasa cuatro años a rebufo de Óscar López? ¡Santo cielo, de nuevo el comunismo en las Cortes de Castilla y León! ¡Qué bajo ha caído Castilla y qué engañado se siente León!
El comunismo que pretende abrirse camino bajo el nombre de Izquierda Unida (más bien diría yo, ‘Hundida’) solo tiene una aspiración. Legítima esa pero demasiado cutre y cuadriculada: “ni por activa ni por pasiva el acceso de la derecha a las alcaldías”. ¡Qué nivel, Maribel! Toda la aspiración de la izquierda es reunirse para frenar al partido de Mariano Rajoy. ¿Y para ese viaje necesitaban las alforjas de la mentira? A este tipo de gente es a quien los ‘indignados’ tienen que poner al orden y firmes porque hacen tanto daño como un nublado en pleno mes de agosto. Estos políticos de segunda fila, solo dispuestos a medrar y a vivir a costa del ciudadano, son los que nos cuestan un potosí.
Empieza a haber más indios que caballos y con los bueyes que pretendemos arar son lentos, vagos y encorsetados. España debe regenerarse y ha de comenzar por estas ideologías de manos rotas, poltronas prolongadas y personajes de mandato vertical. A ello hay que unir la antipatía que cosecha el sindicalismo vertical de clase que, no por casualidad, está muy próximo e integrado en esos partidos de ocasión perdida, altos sueldos y nulo rendimiento.
Si por algo se caracteriza la izquierda es por su afán de provecho propio y por el abandono a la ciudadanía. Ahí está la convulsa política de izquierdas que hemos presenciado estos años, y que no ha sido otra cosa que la improvisación permanente del ‘bobo solemne’ que diría Rajoy. Socialismo y comunismo son ideologías para aprovechados, pero a la vez son ciegas. Y ya se sabe que “no todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven”, en palabras de Billy Cosby.
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