Mi hija y yo acabábamos de terminar una ensalada en Las Tinajas, en Villanueva de Duero (Valladolid, entre Simancas y Tordesillas), un restaurante muy ‘exclusivo’ que tiene fama por su carne y sus galletas y decidimos pedirlas de postre.
Las galletas eran tan exquisitas que pregunté si podían darme la receta, contestando el camarero con una pequeña mueca: “me temo que no”. Bueno, dije ¿me permitiría comprar la receta? Con una sonrisa encantadora, dijo ”sí”. Pregunté cuánto costaba y respondió: “dos cincuenta… es un gran trato” dije con aprobación, “cárguelo a mi tarjeta”.
Treinta días después recibí mi estado de cuentas, comprobando que la factura del restaurante era desmesurada. Revisé nuevamente y recordé que solo había gastado 57,50 euros por las dos ensaladas y las galletas del postre. Al buscar más abajo en el estado de cuenta vi lo siguiente: “receta de galletas, 250 euros”. “¡Eso es una locura!”, pensé.
- Llamé al restaurante y les expliqué que el camarero me había dicho que eran “dos cincuenta”; lo que bajo ninguna interpretación de la frase significa doscientos cincuenta euros. El gerente de Las Tinajas se negó a negociar, dijeron que no me harían ningún reintegro; pues, según ellos: “lo que el camarero dijo no es nuestro problema, usted leyó la factura , así que de ninguna forma le devolveremos su dinero”. Bajo estas circunstancias, les expliqué los artículos del Codigo Civil que rigen el fraude y los amenacé con denunciarles en la Oficina de Defensa del Consumidor, y en la Guardia Civil si era necesario y básicamente me dijeron “haga lo que quiera. Nos interesa un rábano.
¡No le devolveremos su dinero!”. Esperé, pensando en cómo ganarles por la
mano o, al menos, recuperar algo de mi dinero, así que sólo les dije: “muy bien! ustedes me estafaron 250 euros, pero yo me encargaré de que cada amante de las galletas que posea una dirección de correo electrónico obtenga gratis la receta”. Respondió: “Desearíamos que no hiciera eso”. “¡Bien debieron haber pensado eso antes de robarme!” y les colgué el teléfono . Así que aquí está, por favor, pásenla a todas aquellas personas que se les pueda ocurrir.
Las galletas eran tan exquisitas que pregunté si podían darme la receta, contestando el camarero con una pequeña mueca: “me temo que no”. Bueno, dije ¿me permitiría comprar la receta? Con una sonrisa encantadora, dijo ”sí”. Pregunté cuánto costaba y respondió: “dos cincuenta… es un gran trato” dije con aprobación, “cárguelo a mi tarjeta”.
Treinta días después recibí mi estado de cuentas, comprobando que la factura del restaurante era desmesurada. Revisé nuevamente y recordé que solo había gastado 57,50 euros por las dos ensaladas y las galletas del postre. Al buscar más abajo en el estado de cuenta vi lo siguiente: “receta de galletas, 250 euros”. “¡Eso es una locura!”, pensé.
- Llamé al restaurante y les expliqué que el camarero me había dicho que eran “dos cincuenta”; lo que bajo ninguna interpretación de la frase significa doscientos cincuenta euros. El gerente de Las Tinajas se negó a negociar, dijeron que no me harían ningún reintegro; pues, según ellos: “lo que el camarero dijo no es nuestro problema, usted leyó la factura , así que de ninguna forma le devolveremos su dinero”. Bajo estas circunstancias, les expliqué los artículos del Codigo Civil que rigen el fraude y los amenacé con denunciarles en la Oficina de Defensa del Consumidor, y en la Guardia Civil si era necesario y básicamente me dijeron “haga lo que quiera. Nos interesa un rábano.
¡No le devolveremos su dinero!”. Esperé, pensando en cómo ganarles por la
mano o, al menos, recuperar algo de mi dinero, así que sólo les dije: “muy bien! ustedes me estafaron 250 euros, pero yo me encargaré de que cada amante de las galletas que posea una dirección de correo electrónico obtenga gratis la receta”. Respondió: “Desearíamos que no hiciera eso”. “¡Bien debieron haber pensado eso antes de robarme!” y les colgué el teléfono . Así que aquí está, por favor, pásenla a todas aquellas personas que se les pueda ocurrir.
Pagué 250 euros por esto y no quiero que ‘Las Tinajas’ obtenga ni un céntimo más de esta receta, así es que aquí les va. Si son mujeres, les garantizo que les fascinaran, sobre todo si la hacen sus esposos. Si son hombres, no esperen más y den una sorpresa a su familia o compañera, o vecinos, o a quien quieran.
Galletas del Restaurante ‘Las Tinajas’
* 2 tazas de mantequilla
* 4 tazas de harina
* 2 cucharadas de bicarbonato sódico
* 2 tazas de azúcar
* 5 tazas de avena licuada (mida la avena y luego la cuela hasta
convertirla en polvo)
* 24 gramos de chispas de chocolate
* 2 tazas de azúcar glass
* 1 cucharada de sal
* 1 barra de chocolate rallada
* 4 huevos
* 2 cucharadas de polvo de hornear
* 2 cucharadas de vainilla
* 3 tazas de nueces trituradas (si lo desea)
* 4 tazas de harina
* 2 cucharadas de bicarbonato sódico
* 2 tazas de azúcar
* 5 tazas de avena licuada (mida la avena y luego la cuela hasta
convertirla en polvo)
* 24 gramos de chispas de chocolate
* 2 tazas de azúcar glass
* 1 cucharada de sal
* 1 barra de chocolate rallada
* 4 huevos
* 2 cucharadas de polvo de hornear
* 2 cucharadas de vainilla
* 3 tazas de nueces trituradas (si lo desea)
Bata hasta hacer una crema con la mantequilla y las dos azúcares. Añada los huevos y la vainilla. Mézclelos con la harina, la avena, la sal, el polvo de hornear y el bicarbonato. Agregue las chispas, la barra de chocolate y las nueces. Haga pequeñas pelotillas y colóquelas con una separación de 5 centímetros entre sí, sobre una bandeja para hornear galletas. Hornee durante 10 minutos a temperatura máxima. Rinde para 112 galletas. ¡Que las disfrute!
El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota
delante de un idiota que aparenta ser inteligente
delante de un idiota que aparenta ser inteligente