viernes, 20 de mayo de 2011

La hora del epitafio


Hola a todos!!,
deberíais LEERLO Y ENVIARLO, si lo creéis beneficioso, a todos vuestros
contactos; SEAN DEL PARTIDO QUE SEAN, Lo que está en juego es España.

La
hora del epitafio
08:50 (02-04-2011)
La sociedad española tardará bastantes años en reparar y
recuperarse de los destrozos causados por este personaje.


Aleix
Vidal-Quadras
La
crónica de una muerte anunciada ha llegado a su fin. José Luis Rodríguez
Zapatero, el quinto presidente del Gobierno desde la Transición, ha mordido el
polvo y abrumado por su fracaso, ha anunciado que renuncia a presentar por
tercera vez su candidatura. Aunque a la luz de su trayectoria previa ya podía
adivinarse, sus ahora perfectamente conocidas capacidades personales han dejado
palpable que el exigente oficio al que fue promovido por la voluntad
mayoritaria de su partido primero y de los españoles después rebasaba con mucho
sus posibilidades de desempeñarlo con acierto.
Equipado
con un expediente académico mediocre, sin obra escrita conocida, carente
de cualquier experiencia profesional o empresarial de cierto calado,
deformado por la escuela de la conspiración de pasillos en la
estructura
burocrática de una organización política de provincias, prácticamente inédito
como parlamentario, sin otro idioma que el propio y este manejado
con lenta, pobre y torpe premiosidad, vacío de bagaje intelectual más allá
de los cuatro lugares comunes del progresismo barato, impregnado del rencor
hacia todo lo que represente excelencia típico de los mediocres, limitado
por la mentalidad aldeana del que nunca ha realizado actividad alguna en el
extranjero, desprovisto de escrúpulos morales, incapaz de evaluar
las consecuencias de sus disparates e ignorante incluso de los
rudimentos de economía que posee un ejecutivo medio de una pequeña compañía, el
inefable ZP se encontró un buen día catapultado a la máxima responsabilidad
ejecutiva de una de las mayores naciones de Europa.
Este
experimento absurdo estaba condenado al desastre y así ha sucedido para
desgracia de la sociedad española, que tardará bastantes años en reparar los
destrozos que este personaje entre ridículo y patético ha provocado en su
riqueza material y en su consistencia ética. Cuando le confesó a su mujer que
había descubierto que era enorme el número de españoles que podían hacer su
trabajo, puso de relieve, aparte de su levedad mental, su irreversible condición
de irresponsable contumaz. De la misma forma que la sabiduría consiste en la
ampliación progresiva del ámbito de nuestra ignorancia, la apreciación de que
la función de cabeza del Consejo de Ministros está al alcance de cualquiera
sólo puede surgir de una de chorlito.
Un
primer augurio sombrío de su entronización lo proporcionaron las trágicas y
oscuras circunstancias en las que tuvo lugar su inesperada victoria de 2004.
Nadie, ni por supuesto él mismo pese a ocasionales baladronadas inmaduras,
pronosticaba un resultado favorable para el PSOE hace siete años. Los dos
mandatos de Aznar habían saneado las arcas públicas, dinamizado
el sistema productivo, reducido la tasa de paro hasta casi situarla
en la media comunitaria, posibilitado la acogida sin tensiones de cuatro
millones de inmigrantes, modernizado las infraestructuras y fortalecido el
prestigio de España en el mundo.. Todavía era pronto para percibir los peligros
latentes en un modelo de crecimiento exuberante pero frágil y los excesos del
sector financiero global que incubaban una crisis pavorosa.
Nuestro
país disfrutaba entonces satisfecho de una etapa de prosperidad sin
precedentes cuya prolongación se creía asegurada. Fue la reacción
emocional ante una atrocidad sangrienta malignamente explotada por la izquierda
y mal gestionada por el PP en términos de comunicación la que de repente
colocó en La Moncloa a un perfecto inútil.. A partir de este suceso aciago,
y tras un arranque en el que se vivió de las rentas acumuladas durante el
periodo anterior, los estragos del diseño zapateril pronto fueron visibles. Su
estrategia ha consistido en impulsar todo lo que pudiera dividir,
empobrecer, embrutecer, desprestigiar y debilitar a España a la vez que impedir
o sabotear las iniciativas o las medidas tendentes a unirla, cohesionarla o
abrirle oportunidades. La combinación letal de feminismo radical, ecologismo
barato, connivencia con el terrorismo, pacifismo pusilánime, demonización del
otro gran partido nacional, despilfarro galopante, deterioro de la educación,
fragmentación de la nación y castración del Estado, ha sumido a nuestro país en
la postración, la ruina, la confusión y el desánimo. El regreso al anonimato
del que nunca debió salir del peor gobernante que hemos padecido en los últimos
dos siglos únicamente puede producir alivio.  En esta hora feliz de
escribir su epitafio político, uno muy indicado sería: “Nunca
soñó subir tan alto, nunca España imaginó caer tan bajo”.

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