domingo, 24 de abril de 2011

ENCONTRARAS A DIOS.



Dondequiera que pongas tu mirada, 
dondequiera que fijes tu atención, 
dondequiera que un átomo subsista, 
ENCONTRARAS A DIOS. 

En las formas diversas de las nubes, 
en los rayos dorados que da el sol, 
en el brillo que lanzan las estrellas, 
ENCONTRARAS A DIOS. 

En los dulces balidos que en los prados 
el rebaño da al silbo del pastor, 
en los trinos cambiantes de las aves. 
ENCONTRARAS A DIOS. 

En la sangre que corre por tus venas, 
en la misma conciencia del tu YO, 
en los propios latidos de tu pecho, 
ENCONTRARAS A DIOS. 

En la santa figura de la madre 
cuyo seno la vida te donó, 
en la franca sonrisa de una hermana, 
ENCONTRARAS A DIOS. 

En las lindas pupilas de la joven 
que de amores prendió tu corazón, 
en la grata visión de un ser querido, 
ENCONTRARAS A DIOS. 

En las horas de sombra y amargura 
cuando a solas estés con tu dolor 
si le buscas en la sombría noche 
ENCONTRARAS A DIOS.

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