jueves, 24 de marzo de 2011

¿Qué es un patriota?


Tío Josef me contaba sus historias.  Las luchas por sobrevivir en una sociedad cambiante, pero con mucho potencial de ser modelo, de ser respetuosa de la dignidad humana.  Me decía, no estoy hablando de derechos, pues, eso es una falacia, te estoy hablando del deber, de la responsabilidad de cada uno para buscar su bien y por ende el de los demás.  Cuando mi tío comenzaba a hablar, que casi siempre lo hacía cerca del tronco de un árbol, yo no me atrevía a interrumpirle. 
En una ocasión de tiempos de política en mi tierra, y sentado bajo la  sombra de un tamarindo milenario miró hacia el valle donde se divisaba el pueblo o mejor dicho los barrios poblados de San Mateo y San Isidro y comenzó a hablar.  Me decía; sobrino usted escucha a muchos políticos por ahí y en ocasiones uno se pregunta. ¿Existen los patriotas?  ¿Esos que ofrecen abusando de la ignorancia del pueblo, son patriotas?  ¿Esos que tratan de diferenciarse de os otros por no ser igual, son patriotas? ¿Esos que dicen independízate, son libres de su ideal? ¿Son patriotas? ¿Esconden una realidad al vender una idea supuestamente pragmática dentro de la contradicción existencial?  
Es decir sobrino, le ofrecen villas y castillos a un pueblo, pero en realidad viven en un sueño.  No conocen al pueblo, no tienen valentía, porque no son patriotas.  Mira sobrino, patriota no es amar la tierra, hablar un idioma, cerrarnos al mundo, vamos a ser realistas.  Yo no entendía lo que me decía mi tío, pero quien le iba a interrumpir en su discurso. Decía mi tío Josef, el verdadero patriota es aquel que siembra la tierra, que vive la realidad pragmática, que tiene los ojos abiertos con cinco hijos que mantener.  Aquel, que aunque quisiera tiene que estar a la merced del de arriba y de todos los blancos que gritan patriotismo.  Yo me pregunto, ¿cuántas veces han venido al residencial público a decirle a muchos de esos residentes, vengan vamos a labrar la tierra conmigo?  ¡No se atreven! Mi tierra es una mezcla y en las direcciones de esos partidos políticos yo no he visto a  una persona de color negro.  ¡Que vengan a hablarme a mí aquí con azada en mano, con las manos con callos, con zapatos de trabajo, con olor a coitre!, porque este es el verdadero patriota, no aquel que se esconde bajo las leyes de minoría para vivir del gobierno.  Cuando mi tío hablaba se le ponían los ojos rojos y apuntaba con el dedo.  En ocasiones tomaba su machete y su lima y le sacaba filo a su instrumento de trabajo para ser patriota. Por eso, decía no le creo a ningún movimiento patriota, porque esos no son los verdaderos patriotas.  ¿En qué escuela estudiaron?, quieren que yo sea monolingüe, pero ellos son bilingües.  Quieren que yo estudie en la escuela pública, pero ellos vienen de colegios elitistas.  Ellos son rubios, yo soy prieto, me sonsacan para que a los 18 años no me inscriba, pero ellos lo hacen y se benefician de becas del gobierno, ninguno vive en el campo, que se nos va el agua a cada rato y como buen patriota no renegamos, sino que le buscamos solución.  El agua aparece para mi esposa y cinco hijos.  Instan a  la huelga, pero tienen sus trabajos y corporaciones.  ¿Dónde están los patriotas que ayudaron en la Isla de 
Vieques? ¿Dónde están?  No dije  nada, pues, mi tío tenía razón.  Continuaba, ¿Dónde está el que se quedó en la carpa cómodamente y ahora en tiempo de necesidad porque viene un huracán no se le ve ni el pelo?  Pensé que estaba hablando de mi otro tío, pero no. Así es un mamey, que se vengan a coger café con albayaldes, a sembrar ñames, a talar malezas, a ligar cemento, a sembrar yautías, berenjenas y plátanos.  Si ni siquiera saben distinguir la hoja de yautía de la malanga, ni lo que es el pasote ni el llantén ni la curia, ni el mime, ni el mamey, ni la jácana y mucho menos la guasábara.  Del  cundeamor ni se diga, no saben nada.   Al ligar cemento, si lo hacen, le sangran las manos.   Que salgan de sus palacios y comunidades con acceso 
controlado, entonces les creo. Patriota soy yo con este “guayuco”, esta lima, este machete, esta caja de  agua o cisterna, estas gallinas, esta siembra.  Yo sí soy un verdadero patriota.  Los demás, que se vengan aquí conmigo para probarlos con esta picota amansa guapos que tengo aquí. Algunos llamados patriotas utilizan el lenguaje, la demagogia o como decimos aquí, “la labia” y por más que hablen se creen que el jíbaro es bruto.   Anunciándose ¡declara tu independencia! Que se vengan  conmigo aquí a trabajar en la finca a sudar la patria no a hablar bonito.  El elitismo político y el nepotismo, son enfermedades padecidas por todos.  Mejor me 
callo, concluyo el tío.  Mi tío se calmó, yo pensé que  hay diferentes maneras de ser patriota, pero no me atreví a decírselo, porque me convenció en su discurso y me dije, la falacia del  lenguaje es un arma muy peligrosa en manos de un oportunista  sin escrúpulos. Le pedí la bendición y mi tío se quedó limpiando un pedazo de finca para el sostén del barrio.

Dr. Edwin Blanco

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