jueves, 31 de marzo de 2011

No al desahucio.

Hubo unos años en los que en toda España se construían viviendas sin parar; los bancos daban hipotecas casi sin aval; los gobiernos, tanto los del señor Aznar como los del señor Zapatero, animaban a las familias para que adquirieran una vivienda; el euríbor estaba bajo, es decir, que casi por primera vez en la historia de nuestro país los ciudadanos de a pie teníamos la posibilidad de tener una vivienda en propiedad y no estar toda la vida pagando un alquiler para al final no poder dejar a nuestros hijos, aunque sea, un techo donde vivir.

En todos esos años los bancos y multitud de constructores, inmobiliarias y muchos sinvergüenzas se enriquecieron con el negocio del ladrillo, pero he aquí que de golpe y porrazo, sin que el pueblo pagano se enterase, nos cae una llamada crisis económica brutal, y la construcción se va al carajo. Las empresas, a una velocidad casi nunca conocida, empiezan a despedir a los trabajadores hasta el número (de momento) de cuatro millones y medio de personas. ¿Resultado?: a miles y miles de familias, después de años de estar pagando al banco la hipoteca, les llega el momento en el que les es imposible seguir haciéndolo, y los bancos sin piedad les desahucian, se quedan sin casa, sin el dinero que han ido pagando, sin empleo y encima con una deuda con el banco de por vida. Y a los verdaderos culpables de este desastre ¿qué les pasa?: pues nada. Ahí andan, mientras que a doscientas mil familias cada año les quitan sus casas y las dejan tiradas en la calle, y esto al gobierno "zapateril" se la "refanfinfla", ya que el otro día en el Congreso rechazó una propuesta de ERC para que los bancos, al quedarse con la casa, liberaran al desahuciado del resto de la deuda, como ocurre, por ejemplo, en Francia. Pero ¡no! El Gobierno Zapatero, con el apoyo del mal llamado PSOE, dijo que no, que hay que proteger a uno de los culpables de esta crisis, a los bancos, y esta gente se sigue llamando socialista.

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