Las redes sociales pueden servir para aglutinar lo positivo ante un acontecimiento como el acaecido hace unas semanas en Lorca, pero también sirven para concentrar la cólera, el odio y el desprecio hacia el ser humano, como ha sucedido con el movimiento de indignates estos días pasados en Madrid. Ahí tienen a Twitter como vergüenza social en esta ocasión. Es una evidencia que fragilidad tiene nombre de esa red social, como odio acompaña al apelativo "perroflauta".
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