Ya se han dado los primeros. Atención a los próximos. El inicial fue la retirada de la Bandera de España del salón de recepciones del Ayuntamiento de San Sebastián. El segundo, la desaparición del retrato del Rey del Salón de Plenos. El tercero ya está en marcha. Izaguirre, el alcalde de Bildu, desea desmontar el monumento a la Reina María Cristina en su rotonda de Ondarreta y sustituirlo por un monolito con los nombres de todos los asesinos etarras fallecidos.
Otro más será borrar los nombres de las calles de los Infantes y bautizarlas posteriormente con identidades de criminales. El Palacio Real pasará a denominarse Palacio Popular. El Teatro Victoria Eugenia, Teatro del Payaso Porrotx. El Hotel María Cristina, por ser propiedad particular, seguirá recordando a la Reina más donostiarra. Y la Real Sociedad de San Sebastián será recompensada si elimina su título de Real y sustituye la corona de su escudo por una serpiente enroscada en un hacha.
No crean que escribo sostenido por la figuración. Todo se andará.
De momento se ha incumplido gravemente la Ley, y aunque Zapatero y Rubalcaba han anunciado medidas para obligar al Ayuntamiento de San Sebastián a que sea cumplida a rajatabla, a los de Bildu les ha dado un ataque de risa. Y a buenas horas, mangas verdes. El señor presidente del Tribunal Constitucional, uno de los avalistas del grupo proetarra, dice ahora que se puede ilegalizar a Bildu si incumple con las leyes. Podría haberlo pensado antes. Desconozco el procedimiento a seguir para retirar el retrato del Rey y la Bandera de España de los espacios oficiales e institucionales. O no hay procedimiento por ser obligada su exposición o habrá que votar. Lo que no vale es que un alcalde, por capricho, lo decida y se acepte. No tiene «Bildu» concejales suficientes. Cuenta, eso sí, con el apoyo de los grandes hacedores de la traición y la componenda, los actualmente aterrorizados representantes del PNV, que serán las primeras víctimas de Bildu y su política. Advertidos quedan.
Un Estado de Derecho obliga al cumplimiento de las leyes. Si no lo hace, el Estado no existe. Y si es necesaria la fuerza, se usa de la fuerza y de todos los resortes y recursos legales. Si el Gobierno permite la violación y el incumplimiento de las leyes, ¿actuaría del mismo modo si se crea un movimiento de objetores tributarios? ¿Se figuran a cien mil contribuyentes decididos a no pagar impuestos en tanto y en cuanto se permita el incumplimiento de la Ley? Las leyes y las normas para todos. Las obligaciones y los deberes para todos. Los derechos para todos también. No pueden darse excepciones ni permisividades cobardes. Y si hay que custodiar con «ertzainas» la Bandera de España y el retrato del Rey, se hace y santas pascuas. Los miedos al cajón y la Ley cumplida.
De no reaccionar, vamos hacia el desmoronamiento, la división, el enfrentamiento y la violencia. Pudiera ser un proyecto del Gobierno, pero no me atrevo a creerlo. El Gobierno y la Justicia, de inmediato, tienen que actuar contra la chulería de quienes se pasan las leyes por donde más holguras ofrecen. San Sebastián es una ciudad española. Al menos lo es por ahora. Y en una ciudad española se cumplen las leyes españolas. Y en el Ayuntamiento de esa ciudad española tiene que presidir su salón de recepciones y su fachada principal la Bandera de España. Y en su Salón de Plenos tiene que estar presente el Rey. Cambien las leyes o háganlas cumplir. Sin tardanza.
La Razón
No hay comentarios:
Publicar un comentario