Hace un año, concretamente el 9 de mayo de 2010, España se convirtió en un peligro para la economía mundial cuando nuestros alarmados socios comunitarios, además del presidente Obama y el primer ministro de China, llamaron a José Luis Rodríguez Zapatero para que tomara medidas urgentes y rectificara ante la deriva hacia la catástrofe que seguía la economía española.
El martes, 12 de mayo de 2010, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciaba el mayor recorte en gasto “social” de nuestra historia con medidas tales como la reducción del sueldo de los empleados públicos del 5 por ciento para ese año, su congelación para el año siguiente, la suspensión de la revalorización de las pensiones para 2011, la reducción en el gasto farmacéutico o la eliminación del “cheque-bebe” de 2.500 euros y del régimen transitorio para la jubilación parcial, como si fuera la única forma de poner coto a nuestro desbocado déficit y endeudamiento públicos, ante la deriva de la economía española.
Pues bien, anteayer el presidente del Gobierno ha tenido la desfachatez de decir, con una solemnidad y un énfasis sólo superados por el calibre de la mentira que iba a pronunciar, que “proclamo y afirmo que miente como un bellaco quien diga que hemos hecho recortes”. O sea que según él, nadie en este país ha dejado de sufrir el descenso de sus ingresos, el aumento de los precios e impuestos aparte de aquellos otros 5 millones de españoles que han pasado a engrosar las listas de parados. España ha sido, sólo después de Islandia, el país de toda la OCDE donde mayor fue en 2010 el aumento de la fiscalidad directa sobre los salarios. Zapatero no sólo bloquea la creación de empleo, sino que esquilma el salario de quienes aún lo conservan.
Sin embargo, a pesar de las mentiras de Zapatero, ese tijeretazo ha sido tan insuficiente como mal planteado: los funcionarios y los pensionistas han sufrido en exclusiva un recorte aun siendo necesario, no afectaba a quienes veían aumentar las subvenciones a los partidos, organizaciones empresariales y sindicatos, y aumentaban hasta la asfixia las deudas de las manirrotas autonomías y superfluos ministerios.
Ha tenido un año para modificar las causas de nuestra situación y estamos mucho peor que entonces, somos más pobres, cada día estamos más desilusionados y con menos fuerzas para empezar de nuevo y lo que es peor, con un año por delante de tener que soportar a un presuntuoso e inútil Presidente que no quiere dimitir y que paraliza cualquier iniciativa.
Nada se ha hecho para las reformas estructurales, tanto en el mercado laboral o la reestructuración de las entidades de crédito y abordar un recorte de los gastos superfluos de nuestra costosa administración. Todo ello está aún por hacer y la casta política y sindical sigue viviendo como si fuera la orquesta del Titanic, mientras a su alrededor se ha hundido ya desde hace tiempo la base del “estado de bienestar” del que tanto le gusta presumir.
Señor Zapatero: tengo la sensación que con su actitud está dispuesto a arruinar un año más a nuestro país, pero por favor, no nos insulte a aquellos que no podemos estar de acuerdo con Vd.
Váyase.
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