¿Les queda aún alguna duda? El Tribunal Constitucional y Rodríguez Zapatero parece que siguen dudando y dicen que aún hay que hacer averiguaciones para desmontar esta farsa. Al resto de los españoles de bien no les queda ya ninguna. Solo hay que contemplar la foto exultante del etarraAndrés Errandonea que ni está arrepentido y sale dispuesto a volver a las andadas, justo a la salida de la cárcel para darse cuenta que gracias a un puñado de jueces mangoneados por unos políticos sin ninguna moral, los terroristas de ETA autores de horribles crímenes después de las elecciones dentro de poco estarán en los altares de las iglesias vascas y los sacarán en andas por Semana Santa.
Por si fueran pocas o escasamente contundentes las pruebas que han demostrado que Bildu es el cauce por la que ETA/Batasuna ha querido y podido burlar nuevamente la Ley de Partidos, este martes el ufano etarra Andrés Errandonea ha vuelto a poner en evidencia al Gobierno de Zapatero y al ovejuno Tribunal Constitucional al exhibir a su salida de prisión una pancarta en favor de Bildu, en la que se puede leer la proclama “indenpendentzia” y “sozialismoa”, que no hace falta traducir. Por si aún hubiera dudas de quién está detrás de Bildu, la conjunción “y”, que en euskera se traduce por “ETA”. O sea que Bildu es ETA, palabra de asesino. Y estos no mienten.
¿Qué más le falta a Zapatero para darse cuenta que ha metido la zorra en el gallinero y a partir de ahora puede ocurrir cualquier cosa? ¿Tendrá que ocurrir un nuevo asesinato para que todos salgamos a la calle a echarle la culpa de lo que pase? La jactancia con la que Errandonea se ha recochineado de las víctimas del terrorismo y ha celebrado la nueva burla etarra a la Ley de Partidos debería ponernos a todos la carne de gallina, si no fuera porque ya nos la ha puesto la repugnante sentencia del Tribunal Constitucional. ¡Que más van a necesitar Pascual Sala! (Don Pascualone, el de la carne de gallina que después de esta fechoría ya puede ir buscando un retiro en el Caribe para seguir presumiendo de independencia judicial como alguno de sus antecesores en el cargo) y su media docena de obedientes magistrados que anteponen los desvaríos identitarios de su jefe Zapatero y los jugosos sueldos que perciben antes de cumplir con su obligación de impartir justicia y de acudir en defensa de un país que se está rompiendo por todas partes.
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